Me sorprendió encontrar un tweet
del World Economic Forum con el gráfico que os adjunto, el del concepto de IKIGAI. En japonés, algo así como “razón de
ser”.
IKIGAI proviene de “IKIRU” (“para vivir”), y “KAI” (“realización”). "Realización para vivir", o "vivir realizándose". Juntos, ambos
conceptos crean un nuevo constructo para significar el propósito de la vida. IKIGAI es
principio y final, motor vital y punto de destino. Para los japoneses, el secreto
de una larga y feliz vida. ¿Qué te motiva a levantarte cada mañana?
Para hallar tu IKIGAI deberías contestar cuatro preguntas:
-
¿Qué es lo que amas?
-
¿En qué eres bueno?
-
¿Qué necesita el mundo de ti?
-
¿Con qué te puedes ganar la vida?
Encontrar las respuestas, y,
especialmente, su intersección, puede ser un método rápido para que los
occidentales encontremos nuestro IKIGAI. El modelo de los círculos es
extremadamente bello: la intersección entre lo que amas y lo que eres bueno es
tu fuente de PASIÓN. Aquello que amas y que el mundo necesita origina tu MISIÓN.
Las cosas en las que eres bueno y por lo que alguien te pagaría darán lugar a
tu PROFESIÓN; y la intersección entre aquello que te va a retribuir y lo que el
mundo necesita generará tu VOCACION. Si hallas
un campo que lo aglutine todo, PASIÓN, MISIÓN, VOCACIÓN Y PROFESIÓN, serás un afortunado: habrás encontrado tu IKIGAI.
Deberíamos enseñar a los niños, como una de las prioridades del sistema
educativo, a encontrar su IKIGAI.
Me fascina la cultura y la filosofía japonesa. Japón ha sido un país sometido a constantes desastres naturales y humanos: situado en la falla del Pacífico, ha sufrido terremotos y tsunamis. También ciclones y guerras. Dicen que la cultura japonesa se forja en la consciencia del desastre, en saber que en pocos segundos puedes perder todo lo conseguido en la vida. Y eso te lleva a la desvinculación de las cosas terrenales, al minimalismo zen, y a apreciar lo que realmente importa. Un cierto fatalismo vital, paradójicamente, parece conducir a una vida mejor, a valorar con intensidad lo que (todavía) tienes, a concentrarte en tus capacidades interiores, y a sacar partido de cada segundo restante, y de cada oportunidad latente. Quizá por ello los japoneses son tan perfeccionistas en los pequeños detalles, e hicieron de la belleza de la cotidianeidad grandes prácticas organizativas e imbatibles ventajas competitivas. Quizá por eso, con constancia, tenacidad, excelencia en las pequeñas cosas, y visión a largo plazo, un pequeño taller de automóviles como Toyota fue capaz de inventar métodos de gestión como el Kaizen, y de batir a los grandes de la industria como Ford y General Motors.
Y, en el modelo de IKIGAI, si sustituimos “lo que amas”
por la “visión”, “lo que eres bueno” por las “capacidades esenciales”, y ”cómo
te puedes ganar la vida” por el “modelo de negocio”, entonces la idea aplica perfectamente no a una persona, sino a una
organización. A partir de ahora, incorporaré el IKIGAI a mis clases.
El artículo original del World
Economic Forum puede encontrarse aquí: https://www.weforum.org/agenda/2017/08/is-this-japanese-concept-the-secret-to-a-long-life/
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